El estudio de las claves religiosas del Templo de Debod, a la vista de su epigrafía jeroglífica, ofrece muy interesantes resultados. Sin embargo, su completa comprensión como instrumento ritual de los cultos religiosos que allí se practicaron, implicaría un detallado estudio arquitectónico que excede de la finalidad de este artículo, cuyo objeto es únicamente el estudio de las inscripciones jeroglíficas del monumento. Veamos, no obstante, algunos de los datos que ofrece el conjunto del edificio religioso.
La reivindicación de la tutela de Amón como divinidad protectora de los soberanos nubios reprodujo una ideología religiosa muy semejante a la que se había desarrollado en Egipto durante el Imperio Nuevo. Probablemente, el origen de este planteamiento teocrático estuvo en la maduración de un proceso de aculturación experimentado por los nubios de Kush durante siglos que se manifestó explícitamente cuando llegó el momento político oportuno.
Cuando el rey Pi(anj)y (747-716 a. C.), el primero de la dinastía XXV, subió al trono de Kush, y fue coronado en el templo de Amón en el Dyebel Barkal como el Horus ‘Toro poderoso que aparece radiante en Napata’, el de las Dos Señoras ‘Duradero de realeza como Ra en el cielo’ y el de Horus de Oro ‘(el de) Sagrada aparición radiante, poderoso de fuerza’, estaba asumiendo todos estos nombres a partir de los usados anteriormente por el célebre rey guerrero Thutmosis III.
Efectivamente, sabemos que, en el templo de Amón, en el Dyebel Barkal hubo depositada una estela con los nombres de este rey de la dinastía XVIII. Este dato podría servirnos de indicio para confirmar cual fuese la idea de los reyes nubios respecto a sus expectativas de dominio sobre ‘las tierras del Norte’, es decir, Egipto.
A ello ha de añadirse que, en tiempo de los reyes meroítas, la utilización de esta idea de la hegemonía tutelar del dios Amón sobre la realeza era una efectiva herramienta religiosa para ser opuesta frente a otra semejante, esgrimida por los monarcas alejandrinos, haciendo en este caso del dios Ptah de Menfis su divinidad protectora.
Es muy posible que Adijalamani eligiera a Debod, lugar muy cercano a Filé, situado en la frontera meridional de Egipto, para erigir su capilla por dos razones de índole religiosa.
La primera de ellas, habría sido la existencia anterior, quizás desde el Imperio Medio, de un Amón local que a partir del Imperio Nuevo se convirtió en un trasunto del Amón del Dyebel Barkal. La segunda, la proximidad del enclave sagrado de la divinidad más influyente de la Baja Nubia. Se trata de la diosa Isis del Abatón, muy identificada en esta zona con 'la diosa lejana', entidad leonina vinculada al ciclo solar, que está absolutamente presente a través de diferentes divinidades femeninas en muchos templos del Sur de Egipto pertenecientes a este periodo.