"La construcción fue el motor económico del Antiguo Egipto y de la moderna sociedad española" miradas pensantes por José Miguel Parra Ortiz, Egiptólogo. Miembro del equipo del Proyecto Djehuty. Conferenciante de Thinking Heads
Finalmente está sucediendo, la burbuja inmobiliaria creada por constructores, especuladores y ayuntamientos se ha desinflado. Y, dado que la construcción es uno de los principales motores de la economía española, su desaceleración se ha dejado sentir. Tampoco es la primera vez en la historia que los circuitos económicos de la construcción se convierten en uno de los más importantes activos económicos. Al fin y al cabo es lo que sucedió en el antiguo Egipto.
Egipto fue siempre una sociedad agrícola, cuya prosperidad dependía casi exclusivamente del río Nilo y de su crecida anual. La construcción de la primera pirámide (la de Djoser en Sakkara) acabó por definir lo que serían los tres principales circuitos económicos del Reino Antiguo. Al primero podemos llamarlo general, pues estaba destinado a conseguir los recursos para mantener el Estado y soportar la construcción de los mausoleos reales. El segundo era un circuito más concreto, ya que su función era la de mantener aprovisionado el culto diario (teóricamente eterno) que tenía lugar en los templos de las pirámides. El último de los circuitos era eminentemente redistribuidor e implicaba a las ofrendas y al personal del templo. Vemos, pues, que los tres circuitos creaban los cimientos económicos que permitían al faraón mantener en pie toda la estructura del Estado y, gracias a ella, poner en práctica cuantos proyectos y obras públicas creyera necesarios.
A cada campesino se le asignaba una tierra que trabajaba y cuya producción estaba sometida a una fuerte imposición fiscal. Toda la recaudación se acumulaba en las salas del Tesoro del palacio real, que servía de pagador. Uno de sus compromisos principales era el pago de los numerosos trabajadores empleados en la construcción del complejo funerario real, que no eran esclavos, sino funcionarios al servicio del faraón. Se calcula que para la construcción de la mayor de las pirámides, la de Keops en Guiza, estuvieron trabajando 15.000 personas durante 23 años, no todas en la propia necrópolis.